Un grupo de activistas digitales ha logrado copiar de forma masiva gran parte del catálogo musical de Spotify, en lo que ya se considera uno de los ciberataques más graves para la industria del audio digital.
La magnitud del ataque ha encendido las alarmas tanto en el sector tecnológico como en el cultural. Más allá del impacto inmediato sobre la plataforma sueca, el incidente pone sobre la mesa otros temas como la propiedad digital, derechos de autor, preservación cultural y el papel de las grandes tecnológicas como guardianes de la memoria musical contemporánea.
Spotify y su archivo musical de dimensiones inéditas
La operación ha sido atribuida a Anna’s Archive, un colectivo conocido por su actividad en la conservación de libros y artículos académicos fuera de los circuitos comerciales tradicionales.
Según diversas informaciones publicadas por medios europeos, el grupo habría accedido directamente a los servidores de Spotify para descargar aproximadamente 86 millones de archivos de audio, lo que representaría cerca del 99,6% de todo su catálogo.
El volumen de datos extraídos resulta difícil de dimensionar. Se habla de casi 300 terabytes de información, una cifra que sitúa esta recopilación como uno de los mayores repositorios musicales jamás creados fuera de los canales oficiales.
Sus responsables describen el proyecto como el primer archivo musical abierto de carácter global, una afirmación que ha generado una fuerte polémica en la comunidad artística y jurídica.
Organización y calidad del material filtrado
Lejos de tratarse de una descarga caótica, el archivo presenta una estructura detallada que incrementa su valor práctico. El contenido ha sido clasificado en función de la popularidad de las canciones, lo que ha permitido preservar la máxima calidad posible en los temas más reproducidos a nivel mundial.
Las canciones más escuchadas mantienen el formato original utilizado por la plataforma, sin pérdidas adicionales de compresión.
La reacción de Spotify y el frente legal
Spotify ha confirmado la existencia del incidente, aunque sin detallar públicamente el alcance total de la filtración. La compañía sostiene que el grupo empleó métodos ilícitos para sortear sus sistemas de protección y ha calificado el hecho como una vulneración grave de sus condiciones de uso y de la legislación sobre derechos de autor.
Desde el punto de vista empresarial, el ataque supone un golpe a la confianza en los modelos de distribución digital centralizada. Aunque la plataforma insiste en que la seguridad de los datos de los usuarios no se ha visto comprometida, el episodio deja en evidencia la dificultad de proteger catálogos culturales de esta magnitud frente a actores altamente especializados.
Fuente: bitlifemedia.com

